Estamos en una tierra privilegiada para el cultivo de la remolacha azucarera con rendimientos por hectárea que nos sitúan a la cabeza del mundo. Rara es la cosecha con producciones menores a las 100 t/ha y con riqueza de sacarosa por debajo del 17%. Con estos buenos resultados, que conjugan las condiciones edafoclimáticas de la zona productora de Rioja Alta y el dinamismo de un sector siempre a la vanguardia, agricultores e industria afrontan, a partir de esta campaña, un nuevo escenario con la desaparición de las cuotas de producción el pasado 1 de octubre de 2017. Mientras los productores, con márgenes de rentabilidad muy ajustados y dependientes de las ayudas, mantienen la incertidumbre y ven difícil que se pueda incrementar la superficie a corto plazo, Azucarera augura un crecimiento de la producción en la zona norte, aunque no necesariamente este incremento provenga de La Rioja. Una jornada de campo con técnicos y agricultores de la cooperativa El Cierzo y el sindicato ARAG-Asaja, organizaciones que agrupan a los 162 cultivadores riojanos, y una visita a las instalaciones de Azucarera en Miranda de Ebro, permiten tomar el pulso a este sector en un momento crucial para su futuro.
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