Que la escuela cínica haya tenido un papel secundario en la historia de la filosofía, no es un indicador de un silencio que refleje una incapacidad para decir algo de interés filosófico e incluso político. Por el contrario, debemos considerar que la actitud del cínico frente a los otros y frente a sí mismo, es la manifestación de un Bíos filosófico, una forma-de-vida particular anclada en la elección de un êthos, que no puede más que remitirnos a la puesta en escena de una actitud política, en la forma de una inversión de los valores tradicionalmente admitidos. El siguiente artículo pretende demostrar que hay, en la forma-de-ser del cínico antiguo, una actitud filosófica y una reivindicación política que puede enmarcarse en la categoría de “gesto” (un medio sin un fin) propuesta por el filósofo italiano Giorgio Agamben, categoría que tiene un fuerte sentido político. Por otra parte, los análisis de Michel Foucault, sobre el êthos cínico y su elección de una vida “verdadera” como una vida radicalmente otra, que se manifiesta hasta en la materialidad de su vida biológica, nos pone sobre la pista de leer, el Bíos filosófico cínico, un gesto político que anticipa una necesidad política actual, una profanación. Los conceptos centrales, sobre los que se construye el presente artículo, serán abordados a partir de un análisis filosófico-político de corte hermenéutico.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados