La formación docente es clave para la calidad académica. A menudo esta formación se presenta de forma fragmentada, en cursos aislados cuya evaluación se mide en términos de satisfacción de los participantes, de modo que el aprendizaje queda restringido a la experiencia individual, sin quese mida la transferencia a la práctica docente. Estos factores indican una carencia básica, pues el aprendizaje es una actividad de orden social. Además, la formación en competencias docentes se impone en las universidades dado que el aprendizaje de los estudiantes se orienta hacia la propia modelación de competencias. Sobre esta base, presentamos una experiencia exitosa en la Universidad Técnica Particular de Loja (Ecuador) en el campo de la formación docente. Esta experiencia incorpora una propuesta teórico-práctica que parte de una teoría pedagógica, el constructivismo social; de una metodología, la del aprendizaje cooperativo; y de un método, la enseñanza libre de improvisación (ELI) (Ferreiro, 2012). La formación se ha llevado a cabo dentro de un programa de certificación de competencias docentes que combina varias modalidades de estudio (presencial, virtual, a distancia) y la organización de los docentes participantes en comunidades de aprendizaje que fomentaron la participación, la generación de conocimiento y distintas formas de evaluación
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