Cuando la venerable, ya pronto Beata, María Felicia de Jesús Sacramentado inicia su camino como carmelita descalza, las cosas no son fáciles. Acostumbrada a la actividad apostólica, ella miembro de la Acción Católica, ha tomado una decisión radicalmente distinta, entregar su vida desde el silencio y la oración en un estilo de vida puramente contemplativo. Por eso pasa por esos momentos de purificación, inclusive preguntándose si ha hecho una opción correcta, o tenían razón quienes le decían que se equivocó al dar ese paso. En medio de la noche, Dios se hace luz y caminará con fuerza hacia el Ideal, ahora sí de la entrega total de la vida. Su existencia convertida ya solo en oración que se vuelca en rezar por la Iglesia.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados