Hasta hace muy poco, muchas culturas de Asia y otros lugares han valorado a los niños más que a las niñas, y las familias a menudo desatendían a las hijas o las mataban.
La pérdida de mujeres ha dañado durante generaciones a la población femenina y al resto de la sociedad, al alterar los patrones matrimoniales y el régimen de migraciones entre regiones y países.
Una mayor igualdad de género está empezando a arraigar hoy. A medida que las culturas otorgan más valor económico a las mujeres, las tasas de nacimientos dejan de estar tan inclinadas hacia los hijos varones.
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