Los médicos suelen evaluar a las pacientes femeninas como si fueran hombres, porque la mayor parte de la investigación médica se basa en animales machos o en hombres. Ello da lugar a tratamientos inadecuados o incluso peligrosos. Las cardiopatías femeninas a menudo pasan inadvertidas porque los síntomas en ellas son distintos a los de ellos. En el cribado de enfermedades mentales sucede algo parecido. Se necesitan nuevas normas para que la biología femenina se incluya de forma sistemática en los protocolos de los ensayos, los diagnósticos y los tratamientos.
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