El 25 de febrero pasado la República de Moldavia modificaba de forma radical su rumbo político al obtener el Partido Comunista la mayoría absoluta en las elecciones generales. Sumida en una situación económica dramática, esta pequeña República, independiente desde 1994, se enfrenta a la desintegración territorial y a graves problemas de desvertebración social, desempleo endémico y corrupción generalizada sin solución a corto o medio plazo. El nuevo Presidente, Vladimir Voronin, parece haber decidido mirar hacia Moscú, y olvidar un posible acercamiento a Occidente. La dependencia energética y los intercambios comerciales con Rusia, su mejor cliente, alimentan sus deseos de formar parte de la alianza ruso-bielorrusa, y alejan al país de la antigua madre patria rumana".
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