Las manifestaciones del SIDA en el polo anterior, aunque menos conocidas que las retinianas, también experimentan una incidencia creciente. Por la observación de la vascularización conjuntival (flujo granular) podemos sospechar la presencia del SIDA. Esta población presenta un alto índice de signos y síntomas de ojo seco. Una lesión eritematosa conjuntival crónica en un paciente inmunodeprimido debe orientarnos a un sarcoma de Kaposi, aunque sólo en un 4% el sarcoma es primario de conjuntiva o párpado. El estado de inmunodeficiencia que comporta el SIDA no predispone a las úlceras corneales bacterianas. Sin embargo, cuando aparecen tienen una predilección por la periferia corneal y son más resistentes a la antibioterapia. Recientemente se han descrito queratitis epiteliales por el protozoo Encephalitozon cuniculi muy resistentes al tratamiento. Las infecciones herpéticas en el paciente con SIDA tienen un curso clínico atípico. También hay mayor tendencia a situarse las queratitis cerca del limbo esclerocorneal. Su tasa de recurrencia es mayor que en la población general, pero la incidencia de la queratitis estromal es mínima.
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