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Resumen de La estación balnearia de Trillo (Guadalajara): secuencia constructiva y evolución del concepto

Antonio Batanero Nieto

  • La actividad constructiva en la finca del Balneario de Carlos III comenzó con una serie de edificios de baños sobre los manantiales. Durante el siglo XIX, fueron realizándose descubrimientos de nuevas fuentes termales, a los que correspondieron ampliaciones de aquellos departamentos de baños y una serie de instalaciones para el hospedaje de los bañistas. El desarrollo arquitectónico surgió por necesidad, pero se llevó a cabo en equilibrio con el gran entorno ajardinado que poseía el paraje.

    A pesar de que los edificios no tenían ornamentos elaborados, ni grandes calidades en los materiales, la relevancia histórica del sitio los hizo dignos de muchas menciones y dos premios, al mérito al trabajo y a la calidad de sus aguas. Tras la Guerra Civil, esa importancia histórica no fue suficiente para restaurar las instalaciones de los baños, adquiriendo más peso el mal estado en el que se encontraban, por lo que se demolieron la mayor parte de ellos. Desde 1944 se construyeron unas nuevas instalaciones termales, acomodadas para la Leprosería Nacional que se instaló en este y otro paraje cercano. Hace una década se diseñaron algunos proyectos para su recuperación, llevándose a la práctica parte de uno de ellos y reabriendo las instalaciones en verano del año 2005.


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