Antonia Cerrato Martín-Romo
Dado que en el pueblo había pocas personas cualificadas para impartirla, ni los instrumentos estaban al alcance de cualquiera, la música fue una afición que se compartía con el trabajo diario y suponía, para aquellos que formaron orquesta, un pequeño emolumento a la economía, ya que a excepción de la familia Lozano y Manuel Torres, todos los demás la ejercían en sus ratos libres y con una instrucción precaria.
El denostado servicio militar obligatorio, llevó a varios de estos músicos aficionados, a perfeccionar sus conocimientos musicales y especializarse en sus instrumentos. También la Sección Femenina haría una labor importante de recopilación y actualización del folklore, así como de difusión de nuestro entonces baile autóctono, la Jota de San Antonio.
Esta tradición la ha seguido el grupo “El Manantial de Josefina”. “Raíces Amalienses” está colaborando a que canciones antiguas, de quintos, de bodas, juegos…, no se pierdan.
El cante flamenco ha estado muy arraigado en nuestro pueblo, cuyos aficionados, también se han inclinado por las saetas. En la actualidad, tenemos un fenómeno que se ha hecho a sí mismo, copando los primeros puestos en esta disciplina y haber recibido numerosos premios. Hablamos de Manuel Pajares.
La música clásica, zarzuelas… llegó a Santa Amalia de la mano de la soprano Paula Flores, casada con el escritor amaliense, Patricio Chamizo.
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