Desde comienzos de su reinado, Carlos II hizo uso del poder que el concordato de 1753 le otorgaba en las provisiones beneficiales para tratar de crear un clero fiel y útil. Las novedades que trajo consigo esta política regia no afectaron al interés de los eclesiásticos por lograr la entrada y la promoción dentro del sistema beneficial. No obstante, debieron adaptarse a las nuevas circunstancias que envolvían a la lucha por el ascenso. Nuestro objetivo es, precisamente, conocer la significación que la misma tuvo como realidad cotidiana del clero secular en estos momentos a través del análisis de la atención y los esfuerzos que los miembros de este colectivo le dedicaron, los resultados que obtuvieron y el modo en el que unos y otros afectaron a su vida. En todo ello, prestaremos especial atención a las diferencias con respecto a la época anterior.
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