El verano pasado viajé a Ghana con mi compañero para conocer las banderas Asafo en su contexto y tener la oportunidad de desplazarnos hasta las comunidades que las protegen. Hay que considerar que el material que hay accesible para el análisis es por lo general fruto de un normalizado secuestro del patrimonio cultural, pues la mayor parte de estas banderas están situadas en colecciones privadas entre Europa y EEUU. Nos enseñaron algunas, celebramos su historia oral con nueces de cola y me puse bajo sospecha escribiendo este texto. Sobre todo para situarme a observar en silencio. Sin raptos. Como un cuerpo desplazado que quiere acercarse a conocer un poco mejor las banderas de Asafo.
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