En la pared de su nuevo despacho del Ayuntamiento de Madrid todavía quedan las huellas de los cuadros y carteles que dejó el anterior inquilino. No ha tenido tiempo de colocar ni la foto de su hijo, Nacho, pero sí de participar en encuentros con distintas asociaciones de vecinos, en manifestaciones y en reuniones para definir la política de oposición al gobierno municipal del PP. Esta madrileña, que pasó la infancia en Roma y adolescencia y juventud en Sevilla, comprende la dimisión de su novio, José Borrell, pero insiste en la necesidad de mantener el sistema de elecciones primarias en el PSOE para elegir nuevos candidatos.
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