Causa cierta preocupación la facilidad con la que se ponen en circulación lenguajes y alusiones que nos empujan a denominar de manera aparentemente nueva a aquello que hasta ese momento reconocíamos de otra forma. La misma sensación nos produce el entusiasmo con el que, nos sumamos a un nuevo universo de formas de hablar acerca de inquietudes que aparentan ser novedosas porque con anterioridad se les llamaba de otra manera.
¿A qué mundo nos lleva esta forma de educar por competencias? Para unos, nos conduce a una sociedad de individuos eficientes respecto de la gran maquinaria del sistema productivo, la cual requiere una adaptación a las exigencias de la competitividad de las economías en un mercado global. Otros consideran que es un movimiento que enfoca la educación como un adiestramiento, un planteamiento en el que la competencia resume el abanico de las amplias funciones y los grandes objetivos individuales o colectivos de la educación.
Este trabajo exploratorio tienen como finalidad comprender como el neoliberalismo y las ideologías conservadoras tratan de reorientar los sistemas educativos para, sobre la base de la imposición de un pensamiento único, reafirmar sus proyectos como los exclusivamente posibles y válidos, en este contexto se corre el riesgo de lanzarnos hacia un mundo en el que los ideales de justicia social, de solidaridad, de democracia acaben siendo palabras insustanciales, dado que no son precisamente los ideales que precisa un mundo donde todo se pretende medir con niveles economicistas.
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