Nuestro planeta tierra, el tercer planeta del sistema solar, debería llamarse el planeta gas, pues presenta una capa gaseosa variada que le hace particular y de mayor volumen que el del débil cascarón lítico de 50 km que nos separa del manto y del núcleo terrestre, haciendo de la tierra un horno interior con temperaturas calculadas de hasta 4000 grados centígrados. La radiación solar llega como onda electromagnética, pero gran parte es reflejada y hace que nuestro planeta brille con un albedo o índice de luz reflejada de 0.34 en comparación con el de la luna que es de 0.07 o con el de un reflector perfecto que sería de 1.
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