Felipe VI cumple 50 años en su mejor momento. Después de tres años y medio apagando los últimos rescoldos de la herencia de su padre y cobijado en un perfil bajo que mostraba síntomas de agotamiento del modelo de monarquía parlamentaria, el Rey encontró en la defensa de la unidad de España la utilidad que a Juan Carlos I le dio el 23-F. Su discurso del 3 de octubre marcó un punto de inflexión en la respuesta del Estado al desafío catalán y también en su reinado, jalonado ahora de referencias a la integridad territorial y el respeto a la legalidad vigente. Y aunque su imagen en Cataluña y en parte de la izquierda ha acusado las consecuencias, este martes soplará las velas con renovada popularidad
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