La aparición de los primeros coches semiautónomos ha supuesto un importante avance tecnológico, si bien es necesario que las infraestructuras sean compatibles. Se han realizado observaciones en distintas curvas, encontrándose una correlación entre su geometría y la velocidad máxima a la que puede operar el sistema autónomo. Este es un nuevo concepto de velocidad: velocidad segura para conducción automatizada, encontrándose que es inferior a las velocidades de diseño, operación y reglamentarias. Se introduce un nuevo concepto de consistencia de la conducción automatizada que considera las diferencias entre las expectativas de los conductores y la velocidad automatizada. Para paliar estas inconsistencias se define el nivel de servicio para conducción automatizada; que será previamente acreditado para cada tramo, para luego informarlo a los conductores. La velocidad automatizada irá aumentando con la tecnología, pudiendo servir de reto competitivo para los fabricantes y de parámetro verificable por los reguladores.
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