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Los gitanos rumanos

  • Localización: O Tchatchipen: lil ada trin tchona rodipen romani = revista trimestral de investigación gitana, ISSN 1133-6420, Nº. 41, 2003, págs. 2-3
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • ¿Declaramos que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y están dotados de la posibilidad de contribuir constructivamente al desarrollo y al bienestar de sus sociedades. Toda doctrina de superioridad racial es científicamente falsa, moralmente condenable, socialmente injusta y peligrosa y debe rechazarse, junto con las teorías que tratan de determinar la existencia de razas humanas separadas¿ Conferencia Mundial contra el Racismo y la xenofobia. Durban, Sudáfrica, septiembre de 2001 Es curioso que algunos españoles estén preocupados ahora por la presencia, cada día más numerosa, de gitanos rumanos entre nosotros. Sobre todo porque aquí se ha negado siempre que fuésemos racistas. Tan sólo los gitanos hemos podido resistir durante siglos a ese afán asimilador que por la vía de la persecución y la amenaza de las galeras han pretendido, en todas las épocas, los gobernantes españoles. Efectivamente, al principio de la Edad Moderna, el Estado nacional impuso una rígida homogeneización étnica, religiosa y cultural en España. Los Reyes Católicos exiliaron a los judíos en 1492 y Felipe II desterró a los moriscos en 1609, con lo que España se quedó sin las dos minorías más importantes que convivían, desde siempre, entre nosotros. Hoy, las minorías que han llegado a España responden a otra tipología y se mueven empujadas por el hambre o la marginación que sufren en sus países de origen.

      Las minorías étnicas ¿y en este caso los gitanos rumanos¿ son la parte endeble de la cadena. Por ella se rompen siempre los derechos humanos y ellas cargan, por lo general, con la peor parte en el reparto de la renta colectiva que pudiera corresponderles. El trabajo, la vivienda y la educación son bienes fundamentales que nunca tienen asegurados, y cuando los disfrutan, siempre lo hacen en precario. Se ocupan en los trabajos más humildes, viven en viviendas infrahumanas y no tienen facilidades para educarse de acuerdo con los mínimos exigidos para el respeto y el mantenimiento de sus respectivas culturas.

      Los organismos internacionales han reiterado una y otra vez que los derechos humanos son universales, civiles, políticos, sociales y culturales y que pertenecen a todos los seres humanos, incluyendo a los miembros de las minorías. A veces oímos cómo personas generosas y caritativas están dispuestas a reconocer y defender esos derechos siempre que las minorías los ejerzan de forma individual, no de forma colectiva. Con lo que se vulnera el derecho que las minorías étnicas tienen, como grupos, de gozar de ciertos derechos humanos específicamente ligados a su estatus étnico, incluyendo su derecho a mantener y disfrutar de su cultura, religión e idioma libres de discriminación.

      ¿En qué medida los gitanos rumanos constituyen un problema en nuestro país? Desde luego, si ese problema existe no lo es por su número. Sólo en París viven un millón de negros, y en Berlín habitan y trabajan más de 300.000 turcos. En el Reino Unido las más numerosas minorías étnicas son las de origen caribeño o africano con 891.000 personas. Las que siguen en número son la india, con 840.000 y la paquistaní y bengalí con 640.000. En total, las minorías étnicas representan casi el 6% de la población del Reino Unido. A pesar de todo, los españoles consideran a la inmigración, ¿que está integrada mayoritariamente por personas pertenecientes a minorías étnicas¿, como el cuarto problema, tras el terrorismo, el paro y las drogas y el alcohol.

      Lo tristemente cierto es que los españoles aceptamos a los miembros de las minorías étnicas entre nosotros sólo para que realicen los trabajos que los europeos no quieren realizar. Algunos dicen, sin ambages, que mientras eso sea así no habrá ningún problema. El conflicto saltará cuando un gitano rumano sea el ingeniero que da órdenes a los operarios en una cadena de montaje de ordenadores, o una musulmana de origen argelino sea la catedrática de traumatología en el Hospital Clínico de alguna importante ciudad. El Defensor del Pueblo Europeo ha criticado severamente la pasividad de la Comisión de la Unión Europea frente a una posible discriminación por razón de raza en el reclutamiento de funcionarios. La reclamación, formulada por un ciudadano neerlandés, señala que aunque más de 40 millones de personas de origen étnico minoritario viven en la Unión Europea, la representación de esas minorías en la función pública comunitaria es mínima. Y es así a pesar de la Directiva 2000/43/EC del Consejo europeo que dispone que los Estados miembros designen organismos para fomentar la igualdad de trato entre las personas independientemente de sus orígenes raciales o étnicos.

      Pero tocando con los pies en tierra, hoy nos conformaríamos tan sólo con que los gitanos rumanos encontraran entre nosotros la acogida solidaria y generosa que para nosotros querríamos, si por desgracia tuviésemos que dejar nuestra tierra en busca de otra mejor donde garantizar el derecho a la subsistencia de nuestros hijos.


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