Ha aprendido a medir sus tiempos. Tras la sobreexposición –no siempre en positivo– que supuso la crisis catalana, Pedro Sánchez se esfumó de la escena política durante varias semanas. Una desaparición nada discreta ni casual, con la que el líder madrileño ha querido marcar a fuego el inicio de una nueva etapa. Escarmentado con Cataluña, Sánchez, rodeado de un compacto equipo, ha decidido alejarse de conceptos peliagudos como el plurinacionalismo y apostar por un perfil social y progresista. Así, prioriza temas como las pensiones –con guiño a la izquierda vía impuesto a los bancos incluido– y los Presupuestos. Todo con la vista puesta en disputarle a Ciudadanos una parte del espacio de centro.
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