¿Se puede pensar la verdad desde trascendentales antropológicos? Sí, se puede, y el resultado es una verdad que inspira, que refiere a un buscar no meramente lógico, sino libre, donde lo que se encuentra moviliza en lugar de extasiar en la contemplación sosegada; una verdad que no es fin, sino inicio. La inspiración es un momento propiamente significativo y caracterizador de la verdad: la verdad es esencialmente inspiración cuando se la observa en su ser algo propiamente humano.
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