Se ha investigado el efecto de la Fursemida sobre la tolerancia de la glucosa en 82 pacientes: 14 mormales, 15 cirróticos, 15 diabéticos, 7 pacientes con cardioesclerosis, 8 con hipertensión arterial, 8 nefrópatas sin insuficiencia y 15 con insuficiencia, para lo cual se administró diariamente 80 me. del diurético durante una semana. En 8 pacientes (4 diabéticos, 3 cirróticos, 1 con hipertensión arterial) se produjo un incremento patológico de la glicemia basal. A excepción de los nefrópatas, en todos los grupos se observó elevación de las curvas de glicemia, la que no fue importante en los normales, diabéticos y cirróticos. En los cardiópatas el aumento fue notorio pero sin significación estadística. En el grupo de hipertensos se observó la aparición de un mayor número de curvas anormales, lo diferencia de promedios a los 90' y 120' fue estadísticamente significativa. Los pacientes con insuficiencia renal, que en su mayoría presentaban tolerancias anormales, mostraron descensos e incluso normalización de las curvas de tolerancia después de la administración de la Fursemida. Estos hallazgos, aunque en menor grado, también se observaron en los casos de nefropatía sin insuficiencia. Las anormalidades en las curvas de tolerancia no mostraron correlación con las variaciones de los niveles séricos de electrolitos, ácido úrico, amilasas, ni con los cambios en el peso corporal y volumen urinario. Se discute acerca de los mecanismos hiperglicemiantes de la Fursemida y otros diuréticos, lo mismo que del efecto paradójico hallado en los urémicos. Se pone un especial énfasis en la posibilidad de que cambios electrolíticos intracelulares sean los responsables de las variaciones en el metabolismo de los hidratos de carbono producidas por los mismos. Se llega a la conclusión de orden práctico de que la Fursemida es un diurético, que puede ser administrado en pacientes con intolerancia a los hidrato s de carbono sin que se produzca peligro de descompensación. Por otra parte es necesario tomar con cautela curvas anormales de glicemia en pacientes recibiendo Fursemida, dado que ello no significa necesariamente que sean diabéticos.
We have investigated the effect of Fursemida on glucose tolerance in 82 patients : 14 mormales , 15 cirrhotic , 15 diabetics, 7 patients with cardioesclerosis , 8 with hypertension , 8 nephropathy without failure and 15 with failure, for which administered daily 80 me . diuretic for one week. In 8 patients (4 diabetic , cirrhotic March 1 with hypertension ) occurred a pathological increase in basal glycemia. Except with nephropathy , elevated in all groups glycemia curves was observed , which was not significant in normal , diabetic , and cirrhosis . In cardiac patients the increase was noticeable but not statistically significant . In the hypertensive group the appearance of a greater number of abnormal curves was observed, mean difference at 90 ' and 120' was statistically significant. Patients with renal failure, most of whom had abnormal tolerances , showed declines and even normalization of tolerance curves after administration of Fursemida . These findings , although to a lesser extent , also observed in cases of nephropathy without failure. Abnormalities in tolerance curves showed no correlation with changes in serum electrolyte levels , uric acid , amylases, or with changes in body weight and urine volume . We discuss about the mechanisms of hyperglycemic Fursemida and other diuretics , as well as the paradoxical effect found in uremic . Special emphasis is placed on the possibility that intracellular electrolyte changes are responsible for the variations in the metabolism of carbohydrates produced by them. It concludes practical Fursemida that is a diuretic , which can be administered in patients with intolerance to hydrate carbon s no danger of decompensation occurs. Moreover it is necessary to take caution abnormal glucose curves in patients receiving Fursemida , since this does not necessarily mean that they are diabetic .
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