El ciudadano romano que se marca voluntariamente al exilo para evitar la condena a muerte, no pierde su condición de ciudadano romano, puesto que el exilio no lleva aparejada la capitis deminutio. Así, aquel que se acoge al ius exulare debe de marcharse al exilio a una de las ciudades con las que Roma mantiene un tratado y, en virtud de los foedera, podrá obtener la ciudadanía de la nueva ciudad de residencia, perdiendo con ello la romana.
The Roman citizen who voluntarily goes on exile to avoid dead penalty, did not lose their citizenship, since the penalty of exile did not imply capitis deminutio. Thus, someone who turn to ius exulare should depart on exile to one of the cities with which Rome had a treaty and, according to the foedera, would be able to obtain the citizenship of the new city of residence, but losing the Roman citizenship.
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