Este artículo examina la reacción en el discurso ruso a las sanciones impuestas por Occidente durante la crisis de Ucrania. Presentando las sanciones como una nueva forma de contención, el Kremlin ha sido capaz de reunir a la opinión pública detrás de una narrativa que define la crisis como la consecuencia de las ambiciones hegemónicas de Occidente contra una Rusia que resurge. A lo que se añade que resistir y contrarrestar las sanciones occidentales se ha presentado como un test de la capacidad rusa por mantenerse como una gran potencia. En consecuencia, incluso si las sanciones se levantaran, las relaciones de Moscú con occidente seguirían siendo profundamente problemáticas. De esta forma, la política exterior de Rusia probablemente permanecerá firme y enérgica en los años venideros.
This article examines Russia's discursive reaction to sanctions imposed by the West during the Ukrainian crisis. By portraying sanctions as a new form of containment, the Kremlin has been able to rally public opinion behind a narrative framing the crisis as the consequence of Western hegemonic ambitions against resurgent Russia. Further, withstanding and countering Western sanctions has been presented as a test of Russia's ability to remain a Great Power. As a consequence, even if sanctions were to be lifted, Moscow's relationship with the West would remain deeply problematic. Russia's foreign policy is therefore likely to remain assertive in the years to come.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados