El carlismo suele ser considerado como un movimiento monárquico absolutista y contrarrevolucionario que se enfrentó al liberalismo en el siglo XIX, y a la democracia burguesa y partitocrática el XX. Sin embargo conviene matizar estos extremos: desde principios del siglo XX se manifestó a favor de un tipo de democracia participativa según se desprende de los estudios de Juan Vázquez de Mella, que se basó en el sentido profundamente popular del movimiento carlista anterior. Tras su participación en el bando nacional en la Guerra Civil española, el sector mayoritario del carlismo se enfrentó a la dictadura franquista y acabó desarrollando un concepto de democracia basada en el socialismo autogestionario y participando con el resto de la oposición a la implantación de una democracia formal.
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