Desde la descripción de Gass (1968), diversas publicaciones permiten el estudio y codificación del síndrome gracias al estudio angiofluoresceingráfico y electrooculográfico. Tres puntos claves son los que de forma definitiva van a dar su diagnóstico: 1. º Alteración anatomo-funcional. 2. º Estudio angiofluoresceingráfico. 3. º Electrooculografía.
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