El autor ha tomado como base de este manuscrito el contenido de la Presentación a un simposio similar publicado en el año 2009 en la Revista Peruana de Ginecología y Obstetricia (RPGO)(1). El fin último de la medicina, tradicionalmente ha sido el procurar la mejoría de la persona enferma evitando hacer daño, según la máxima dudosamente atribuida a Hipócrates primum non nocere; sin embargo, la Bioética como disciplina no surge hasta la segunda mitad del siglo XX. Para muchos investigadores del tema, el nacimiento del concepto de bioética, aunque no se denominaba con ese término, se produce en Seattle (EE. UU.) al crearse a comienzos de los años sesenta un comité no médico para decidir quiénes tenían preferencia para hemodiálisis. La pregunta de fondo era ¿por qué un avance médico debería crear una discriminación médica? ¿Cómo y quién elegía a los candidatos? La respuesta a estos interrogantes no recaía sobre los médicos, sino sobre una representación de la comunidad(2).
The author has taken as the basis of this manuscript the content of the Presentation to a similar symposium published in 2009 in the Peruvian Journal of Gynecology and Obstetrics (RPGO) (1). The ultimate goal of medicine, has traditionally been to seek the improvement of the sick person avoiding harm, according to the maxim dubiously attributed to Hippocrates primum non nocere; However, Bioethics as a discipline did not appear until the second half of the 20th century. For many researchers, the birth of the concept of bioethics, although it was not called by that term, occurs in Seattle (USA) when a non-medical committee was created in the early 1960s to decide who had preference for hemodialysis. The fundamental question was: why a medical breakthrough should create medical discrimination? How and who chose the candidates? The answer to these questions did not fall on the doctors, but on a representation of the community (2).
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