La enseñanza de la historia y su consolidación como disciplina educativa fue el resultado del interés del estado liberal por nacionalizar a la ciudadanía y legitimarse como modelo político teleológico, es decir, resultado de una culminación histórica, arraigada en la tradición y en la esencia nacional. Manuales de texto y planes de estudio evidencian esta función de la historia. Desde mediados del siglo XX, y especialmente en las últimas décadas, la historiografía se ha alejado de su faceta nacionalizadora para adquirir una dimensión más crítica con las narrativas del estado-nación. Sin embargo, este conocimiento no se ha volcado en la enseñanza de la historia, cuyos patrones siguen marcados por la nacionalización e ideologización del alumnado, así como por una visión historicista y narrativa del tiempo.
The teaching of History and its consolidation as educational discipline was the result of the liberal state’s interest in nationalizing citizens and legitimized as theological political model. That is, the result of a historical culmination, rooted in tradition and national essence. Textbooks and curriculum evidence this role of history. Since the mid-twentieth century, especially in the last decades, historiography has moved away from nationalizing facet to acquire a more critical dimension with the narratives of the nation-state. However, this knowledge has not been turned in the teaching of history, whose character continue marked by the nationalization an ideologization of the students, as well as by a historicist and narrative view of time.
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