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Resumen de Las otras caras de la enseñanza del inglés: Una perspectiva crítico-genealógica

Juan Mainer Baqué

  • español

    Defender la educación pública pasa por cuestionar la paranoia anglofílica que nos invade. La lengua inglesa, junto a la informática o la economía, son fetiches sociales y educativos; auténticos caballos de Troya del pensamiento neoliberal hegemónico y de las políticas educativas que estamos padeciendo. Detrás hay todo un proceso civilizatorio -en palabras de C. Laval y P. Dardot-, del que la escuela es un eslabón relevante.

    En este artículo, se razona en contra de este consenso arrollador y de quienes lo alientan con mayor o menor grado de papanatismo y conocimiento de causa, esgrimiendo argumentos que ofenden a la razón crítica -por ejemplo, eso de que se trata de un instrumento inofensivo o una herramienta imprescindible para tener éxito en el mercado laboral-. Una lengua es muchísimo más que un vehículo de comunicación entre humanos (algo que, de por sí, ya es mucho). Es un vehículo de ideologías, de cultura, de maneras de reconocerse, es identidad, son valores..., utilizar o adquirir una lengua, es utilizar o adquirir una forma de estar, pensar e interpretar la realidad y el mundo que a uno le rodea. La expansión del inglés en los sistemas educativos europeos tras la Segunda Guerra Mundial -En España partir de los años setenta- no es casual, ni natural, ni irremediable. Forma parte de una premeditada, calculada y muy bien organizada estrategia de colonización e imperialismo cultural angloamericana que arranca a partir de la firma de la Carta del Atlántico entre Churchill y Roosevelt en 1941. En España fue el tratado bilateral con los EEUU de 1953 el que abrió la espita a este proceso de colonización cultural. Para terminar, se defiende la necesidad de impugnar y resistir a las políticas de generalización de los programas de bilingüismo escolar -predominantemente en lengua inglesa-, que, además de ser un colosal engaño para la sociedad y una aberración pedagógica, constituyen un eficaz instrumento de segregación y distinción del alumnado y, por tanto, un dispositivo más de privatización endógena del sistema educativo.

  • English

    Defending public education has to do with questioning the anglophilic paranoia that invades us. English language, computers and economics, are social and educational fetishes. They are Trojan horses of hegemonic neoliberal thought and the educational policies that we are suffering. Behind them there is a whole civilizing process -as C. Laval and P. Dardot day- in which the school is an important link.

    In this paper, we reason against this overwhelming consensus and against those who encourage it using arguments that offend critical reason -for example, that it is an instrument Harmless or an essential tool to e succesful in the labor market-. A language is much more thant a vehicle for communication between human beeings. Using or acquiring a language is to use or acquire a way of being, thinking and interpreting reality and also the world that surround us. The expansion of English language into European education systems after World War II -in Spain since the 1970s- it was not something accidental or natural. It was part of a calculated and very well organized strategy of Anglo-American cultural colonization that started with the signing of the Atlantic Charter between Churchill and Roosevelt in 1941. In Spain the bilateral treaty with the US of 1953 opened the process of cultural colonization. Finally, it is defended the need to challenge and resist the policies of generalization of school bilingualism programs -predominantly in English language-, which, besides being a colossal deception for society and a pedagogical aberration, constitutes an effective instrument of segregation and, therefore, another device of endogenous privatization of the educational system.


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