Resulta extremadamente triste mirar al mar en estos días.
Aquí, donde paso mis vacaciones de verano, en la costa del Mediterráneo, algunos chicos jóvenes nadan o toman el sol inocentemente. La gente joven no quiere saber qué está pasando, ellos únicamente saben que el infierno se está extendiendo y está engullendo su vida. A veces creo que se lo merecen. Pero sé que la ignorancia no es un defecto, la miseria moral no es su culpa, es una enfermedad.
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