La poética de Andréi Tarkovski (1932-1986) coincide con la aproximación que tenía Dostoyevski a la hora de entender la actividad creadora: el arte como ideal, el arte como salvación y el poder transfigurador del arte. El escritor ruso, cuya obra está llena de la contradicción de la vida, ve que para él, crear, - escribir en su caso- era la única vida posible. Lo mismo que luego afirma Tarkovski, que considera que el arte nos tiene que dar fuerza ante un mundo monstruosamente cruel que roza, en sus sinsentido, el absurdo.Esta visión de la creación artística como ilusión redentora y salvadora tiene hilos que se ramifican en toda la cultura europea, y es particularmente fuerte en una tradición cultural como la rusa, en la cual el arte se constituye como una especie de educador del alma. La obra de ambos autores ilustra además como, en la tradición rusa, el artista siempre ha sido una figura en la que se superponen el filósofo y el poeta o el filósofo y el artista. Este artículo propone ilustrar cómo la concepción del arte como mago que salva y como educador del alma revierten tanto en la literatura de Dostoyevski, como en el cine Tarkovski.
The poetics and aesthetics of Andrei Tarkovski (1932-1986) coincide with Dostoyevsky’s understanding of artistic creativity: art as an ideal, art as a salvation and the transfiguring power of art. The Russian writer, whose work is full of the contradictions of life, sees that for him, creating - to write in his case - was the only life possible. Just as Tarkovsky says, that art has to give us strength against a monstrously cruel world that rubs on us, in its nonsense, the absurd. This vision of artistic creation as a redemptive and saving illusion has threads that branch out across European culture, and is particularly strong in a cultural tradition such as the Russian, in which art becomes some kind of teacher of the soul. The work of both authors also illustrates how, in Russian tradition, the artist has always been a figure in which the philosopher and the poet or the philosopher and the artist are superimposed. This article proposes to illustrate how the concept of art as a magician who saves, and as an educator of the soul revert both in the literature of Dostoyevski, and in the Tarkovski cinema.
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