Cuando en 2008 se creó el estatuto del autoentrepreneur, una de las modalidades de trabajo autónomo existentes en Francia, florecieron por todas partes los reportajes entusiastas. Nueve años más tarde, los repartidores en bicicleta esclavizados hacen huelga para que se les pague correctamente, los conductores de Uber se encuentran inmersos en un procedimiento judicial con la plataforma, los “autónomos” se movilizan. De media, los microempresarios ganan en Francia… 410 euros mensuales, menos que el importe de la prestación denominada renta de solidaridad activa (RSA).
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