La vida es razón hermenéutica. El arte, como todo fenómeno cultural, es interpretado por Ortega como cosa humana, como algo que sólo tiene sentido en el contexto de la vida humana. Todo texto artístico necesita interpretación porque ningún decir humano es plenamente presente a sí mismo. Ningún texto se dice totalmente a sí mismo. Siempre supone un mundo y reclama siempre otros textos. La limitación del texto se debe a la finitud del ser humano. La interpretación es un signo de la finitud humana. Esto significa que la filosofía hermenéutica de Ortega es también una filosofía de la finitud.
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