Los centros escolares deben ser lugares seguros donde los menores puedan ejercer el derecho a la educación y el libre desarrollo de su personalidad. Pero el acoso escolar no solo infringe este derecho, sino también la integridad moral de niños y adolescentes. En los últimos años se ha venido observando un fuerte incremento del acoso escolar y una gran preocupación de la ciudadanía respecto del mismo. No sabemos si en realidad hay un incremento o si ahora los casos salen más a la luz. Lo que si se observa es un agravamiento de los mismos como consecuencia del desarrollo de las nuevas tecnologías y su uso generalizado por niños y adolescentes. Se produce así una amplificación de sus efectos con graves consecuencias para las víctimas. La Jurisdicción de menores puede dar respuesta puntual a estos casos desde la reeducación y la resocialización, pero la clave para solventar el problema es la prevención y educación de nuestros menores.
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