Desde que en 2000 fue liberalizada la actividad de intermediación, la profesión de agente de la propiedad inmobiliaria ha tenido que hacerse paso ante numerosas vicisitudes. Una de ellas es la dificultad que tienen los consumidores y usuarios para identificar a los profesionales con más capacitación técnica, ya que al no existir colegiación obligatoria no hay posibilidad de acudir a un lugar de referencia para conocer a quién se solicita asesoramiento.
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