En las últimas décadas hemos asistido a un rápido proceso de globalización de los mercados, y el control de los mismos se ha ido concentrando cada vez más en las manos de un número reducido de empresas multinacionales. A lo largo de este último año, en concreto, se ha ido perfilando una transición de proporciones dantescas, con tres megafusiones en el sector agroalimentario y químico-farmacéutico, que implicará que las tres multinacionales resultantes controlarán entre el 70-75% del mercado mundial de pesticidas, el 60-65% del mercado mundial de semillas y la casi totalidad de las patentes sobre seres vivos. Estas grandes alianzas intersectoriales de las corporaciones agroalimentarias, abren el camino a una agrupación y a un control corporativo sin precedentes en los primeros niveles de la cadena alimentaria industrial y sobre recursos básicos. Se deben tomar acciones urgentes para vigilar, regular, controlar y frenar el poder corporativo antes de que la soberanía alimentaria de los pueblos se vea más amenazada, si cabe. A lo largo de este artículo se explorarán los problemas que podría comportar la formación de estas concentraciones para el sistema agroalimentario, y nos centraremos en el caso de Bayer-Monsanto y sus repercusiones en el contexto de la Unión Europea.
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