Las deportaciones de Estados Unidos han llevado a la separación de miles de padres y madres indocumentados de sus hijos. Basándose en el caso de la zona fronteriza San Diego-Tijuana, el objetivo de este artículo es explorar de qué manera la política migratoria llegó a permitir, y en momentos dictar, la separación familiar. El tema es abordado dentro de un marco analítico multidimensional y contextual centrado en el entrecruce de: la globalización de la expulsión; las fuerzas históricas que propagaron el uso de la deportación como instrumento de control poblacional en la zona; la interconexión de los sistemas legislativos que actualmente rigen la inmigración y el bienestar del menor; y la praxis. Se argumenta que la separación familiar forzada es un fenómeno arraigado en la frontera San Diego-Tijuana, en el tejido de los regímenes legislativos y en la praxis, lo cual ha terminado por “normalizar” su ejercicio en la región.
Deportations from the United States have led to the separation of thousands of undocumented mothers and fathers from their children. Focusing on the San Diego-Tijuana border, this article explores how immigration policy came to permit, if not prescribe, forced family separation. By employing a multi-dimensional analytical framework, it focuses on the interplay of: the globalization of expulsion; the historical use of deportation as a form of population control in the border area; the interconnections of the immigration and child welfare systems; and the day-to-day praxis of deportation. It is argued that forced family separation has deep roots in the San Diego-Tijuana border, the legislative regimes of immigration and child welfare and their praxis, all of which have led to its “normalization” in the region.
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