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Este artículo analiza la reinvención de la Semana Santa en España tras la Guerra Civil. Aunque es claramente un «rito de victoria», la Semana Santa, festividad anual y popular, se convirtió en parte de la vida corriente de la España provincial de la postguerra. El artículo examina el caso de Valladolid, sosteniendo que la Semana Santa desde el primer momento incluyó y sirvió a los intereses municipales y comerciales. Las liturgias de la Semana Santa ayudaron a definir un nacionalcatolicismo emergente, que proporcionó una alternativa al falangismo desde del momento mismo de la victoria. La cooperación en la revitalización de la Semana Santa del ayuntamiento, la diócesis y, en Valladolid, una institución cultural estatal como el Museo Nacional de Escultura, denotaba también una concepción de la política claramente paternalista. La Semana Santa de Valladolid era un claro ejemplo de una tradición inventada qu encarnaba el colapso del tiempo histórico para evocar una España católica e imperial. Esta aparente atemporalidad, con su «orden natural», permitió una recreación historicista de la España «eterna», que contrastó agudamente con el fascismo. En Valladolid, donde el arte barroco desempeñaba un papel clave en la reconstrucción de la Semana Santa, sirvió como un vehículo cultural para entrelazar ciertos valores estéticos y políticos. En su formalidad y su efecto teatral, la Semana Santa era totalmente característica del nacionalcatolicismo. Sin embargo, como transformación performativa, la Semana Santa asumió una plasticidad que le permitiría convertirse en el único «rito de victoria» que pudo sobrevivir a la dictadura.
This article looks at the (re)invention of Holy Week in post-Civil War Spain. Although clearly a “rite of victory”, Holy Week proved to be both durable and popular, a regular, annual event that became part of the social fabric of postwar provincial Spain. Taking the case of Valladolid, the article shows that Holy Week involved municipal and commerical interests from the start. The liturgies of Holy Week helped to define an emergent National Catholicism, which provided an alternative to Falangism from the very moment of victory. But the co-operation of town hall, diocese and, in Valladolid, a state cultural institution, the Museo Nacional de Escultura, also demonstrated a highly paternalistic conception of politics. Valladolid Holy Week was a clear example of invented tradition, collapsing historical time to evoke Catholic, imperial Spain. This apparent timelessness, with its “natural” social and religous order allowed a historicist recreation of “eternal” Spain, which contrasted sharply with fascism. In Valladolid, a key role was played by Baroque art. The article explores this mobilisation of Baroque art, which acted as a cultural shorthand for these intertwined aesthetic and political values. In its formality, its performance and display, Holy Week was entirely characteristic of National Catholicism. As an urban performance, however, Holy Week assumed a plasticity that allowed it change its meanings over time and to become the only “rite of victory” to survive the dictatorship.
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