Logroño, España
El Convento de Madre de Dios tuvo su origen en la concesión de una bula del papa Clemente VII, dada en 1527, y en la aportación económica del mecenas Juan de Enciso, contador de Carlos V Éste para permanecer más cerca de su fundación, construyó su casa junto al propio Convento, desde la que se podía acceder a la iglesia, en la que tuvo una tribuna privada e, incluso, llegó a ser enterrado junto con su mujer en una cripta. En esta casa estuvo Felipe II con su corte, cuando en el año 1592, visitó la ciudad de Logroño. Nunca, desde su fundación, han abandonado el Convento las religiosas de clausura, ni siquiera cuando fue quemado en 1936
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