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Resumen de Signos de poder como marcadores del territorio hispano: una característica de la política urbanizadora de Augusto

Thomas G. Schattner

  • español

    En época augustea no se observa la intención de colonizar toda Hispania, de ocupar sistemáticamente el territorio entero. Por el contrario, también las fundaciones augusteas, de forma similar a las cesarianas, parecen soluciones limitadas regionalmente y con visión de corto plazo, sobre todo como soluciones para problemas de organización interna, concretamente el licenciamiento de veteranos del ejército. Sin embargo Roma dominaba todo el país y especialmente a partir de la época de Augusto se empiezan a introduzir marcadores del poder en el territorio, los signos de poder. En el presente artículo se introduce este concepto (landmarks/Herrschaftszeichen) en el discurso científico hispánico. Son ellos las manifestaciones materiales del Imperio romano, especialmente en las provincias. Aunque el concepto sea extensible también a símbolos o textos, en el caso que nos interesa se refiere a arquitectura, monumentos, edificios. El término designa la calidad demostrativa del poder romano a través de una imponencia, originalidad y monumentalidad arquitectónica. Se trata de la señalización de la extensión territorial del imperio a través de monumentos dispersos en el territorio. Las arae sestianae, como las columnas de Hércules, son principalmente signos de poder que permiten referirse a los puntos extremos de la extensión del mundo en el discurso de un romano. El faro romano de La Coruña no sólo iluminaba el camino a los navegantes, sino que era, al mismo tiempo, una referencia cartográfica. Los signos de poder actúan para los dos lados: para los habitantes indígenas señalan la presencia de Roma como nueva potencia dominadora mediante un monumento físicamente existente, capaz de enaltecer el nuevo orden, siendo al mismo tiempo de una forma u otra útil, accesible y funcional. Para los romanos los signos de poder son un medio para entender mentalmente la extensión del imperio.

  • English

    During the Augustan Age, there seems to be no intention of colonising Hispania as a whole, of systematically occupying the entire territory. Quite the opposite, Augustan settlements, very much like Caesarean settlements, seem to be solutions that are limited regionally and with a short-term perspective, an answer to internal organisational problems: more specifically, the discharging of army veterans. Nevertheless, Rome dominated the entire country and, especially from the Augustan Age onwards, Landmarks/Herrschaftszeichen were introduced in the territory as symbols of power. This article introduces the concept of Landmarks/Herrschaftszeichen in the Hispanic scientific discourse. They are the material manifestation of the Roman Empire, especially in the provinces. Although this concept can be extended also to symbols or texts, in this case it will refer to architecture, monuments and buildings. The term references the demonstration of Roman authority through an imposing, original architecture that is monumental in nature. That is, the signposting of the Empire’s territorial expanse through monuments that are spread across the territory. The Arae Sestianae, such as the Pillars of Hercules, are mainly symbols of power that afford a reference to the extreme confines to which the world spans in the discourse of any Roman citizen. The Roman lighthouse of La Coruña not only lit the way for seafarers; it was also a cartographical point of reference. Symbols of power act both ways. For indigenous populations they point to the presence of Rome as the new dominating power by means of a monument that is physically present and is capable of appraising the new order; at the same time, they are useful, accessible and functional in one way or other. For Roman citizens, these symbols of power are a means to mentally understanding how far their Empire extends.


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