Sin perjuicio del impacto que pueda tener la escalada de la tensión en los próximos meses, la convocatoria electoral se perfila en el horizonte político catalán, ya sea forzada por Mariano Rajoy, tras la aplicación del artículo 155 de la Constitución, o decretada por un Carles Puigdemont que ha venido manejando esa opción. Unas elecciones en las que las encuestas señalan que ERC consolidará su hegemonía en el independentismo a costa del PDeCAT; Ciudadanos se mantendría como segunda fuerza y Catalunya en Comú se coloca como el fiel de la balanza en el “empate permanente” que los expertos prevén entre el bloque secesionista y el constitucionalista.
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