El Estado se enfrenta a un desafío como ningún otro haya visto desde el 23-F capaz de poner en peligro la convivencia de los españoles. El proceso independentista catalán ha roto las reglas del juego hasta ahora conocidas y el Gobierno central se adentra en un terreno inexplorado para tratar de recomponerlas. Ese carácter ignoto hace que la irrupción en el escenario político del artículo 155 de la Constitución se aborde desde el Ejecutivo con el temor de que una calle enfervorecida se les vaya de las manos, aunque subraya que no le queda más opción y agradece un apoyo, el del PSOE, que ha sido fundamental en la definición de las medidas que a finales de mes aprobará el Senado.
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