No ocupó un primer ministro laborista el número 10 de Downing Street tras las últimas elecciones generales. Pero, aun así, las elecciones de junio deben quedar registradas como un rotundo éxito para el Partido Laborista y un triunfo personal para Jeremy Corbyn. Pasar del 30 al 40 por ciento del voto en dos años supone un importante logro, especialmente teniendo en cuenta lo mal que les estaba yendo a los laboristas en las encuestas de precampaña
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