En Venezuela la presencia de japoneses inmigrantes no fue masiva, tal como se registraba en otros países latinoamericanos, especialmente Brasil, Perú y México, cuyas primeras migraciones niponas llegaban entre finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Esto se debió a las leyes nacionales, incluida la de 1936, que restringían la inmigración de ciudadanos amarillos (japoneses y chinos) al territorio nacional. Sin embargo, mientras se llevaban a cabo las conversaciones y acuerdos en materia migratoria entre el Imperio Japonés y la República de Venezuela, algunos japoneses lograron entrar al territorio nacional evadiendo la Ley y se constituyeron en las primeras oleadas migratorias, asiento de la comunidad japonesa en Venezuela, antes de la Segunda Guerra Mundial. Con el estallido del conflicto bélico europeo y las medidas de seguridad adoptadas por los distintos gobiernos americanos, sobre todo, Estados Unidos, Brasil y Perú, que perseguían, deportaban y confinaban en campos de concentración a súbditos del Micado, la comunidad japonesa radicada en Caracas, temerosa de que el gobierno venezolano adoptara medidas similares, decidió mantenerse de bajo perfil y tomó la decisión voluntaria de abandonar sus intereses en Caracas y refugiarse en el pequeño pueblo de Ocumare del Tuy.
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