Los y las arqueólogas y gestoras de patrimonio tienen una cierta responsabilidad hacia diversos públicos y agentes en la contemporaneidad. Se espera, más que nunca, un esfuerzo en pro de la inclusión social, al considerar el patrimonio como un conductor hacia el desarrollo, al respeto de los derechos humanos, etc. Varias convenciones internacionales y cartas, como la Carta de ICOMOS 2008 para la interpretación y presentación de Sitios Patrimonio Cultural, intentan estimular y asesorarnos en nuestros esfuerzos para alcanzar estos objetivos. Además, tenemos numerosos manuales, guías y revistas a nuestra disposición que nos proporcionan las últimas experiencias y las mejores prácticas. Pero, ¿y si la situación local en la que trabaja un gestor de patrimonio o un arqueólogo hace muy difícil o casi imposible aplicar los principios básicos de una o más de estas cartas, convenciones, códigos de conducta, estándars, etc.? Básicamente, estas doctrinas tienden a ser optimistas y positivistas, en la forma en la que emana el dominio de la ingeniería del patrimonio través de las instrucciones de arriba hacia abajo (“top-down”), de profesionales de la arqueología y la gestión de patrimonio con recomendaciones prácticas. Pero muchas veces hay un gran abismo entre la teoría y la práctica, entre los estándares aceptados de forma general y las normas que se espera que sigamos y la situación en el campo. Este dilema será tratado en relación a los retos del proyecto del Parque Arqueológico Tell Balata en Palestina, donde es casi imposible cumplir con tales estándares profesionales ni seguir la carta de ICOMOS del 2008 debido a la situación política, social y económica.
Contemporary archaeologists and heritage managers are considered to have a responsibility towards their various publics and stakeholders. They are, more than ever, expected to strive for social inclusion, to take a variety of heritage values into account, to engage with the public, to consider heritage as a driver for development, to respect cultural human rights, etc. Various international conventions and charters, such as the ICOMOS 2008 Charter for the Interpretation and Presentation of Cultural Heritage Sites, aim to stimulate and assist us in our efforts to achieve these objectives. Moreover, we have numerous handbooks, guidebooks and journals at our disposal that provide us with the latest experiences and the best of practices. But what if the local situation a heritage manager or archaeologist is working in makes it very hard or almost impossible to apply the cardinal principles of one or more of these charters, conventions, codes of conduct, standards etc.? Basically, these doctrines tend to be optimistic and positivist, in a sense that they emanate the engineering of the heritage domain through top-down instruction of archaeologists or heritage managers with (practical) recommendations, but often there is a large gap between theory and practice, between the generally accepted standards and norms we are expected to follow and the situation on the ground. This dilemma will be discussed in relation to the challenges of the Tell Balata Archaeological Park project in Palestine, where it is almost impossible to comply with such professional standards and to follow the 2008 ICOMOS Charter due to the political, social, and economic situation.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados