A finales del siglo XVIII la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas entra en una espiral de endeudamientos que la conduce a su liquidación. Durante el complejo proceso tanto las autoridades en Madrid como en Caracas deben sanear las cuentas de la Compañía con las cajas reales, y de particulares con la Compañía en la provincia de Venezuela. Esta situación obliga al intendente de Venezuela, Francisco de Saavedra, a proponer salidas inteligentes que beneficien a ambas partes, así como evitar problemas con el poderoso lobby cortesano y provincial de los oficiales vasco-navarros de la Compañía Guipuzcoana. Esta dinámica de poder e intereses desata una lucha política en ambas playas atlánticas, generando un poderoso grupo de vasco-navarros en Venezuela que entran en pugna con los criollos, también conocidos como mantuanos.
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