En este trabajo se abordará el ajuste en la política militar que impulsó el virrey Félix María Calleja una vez que asumió el mando del virreinato de Nueva España en marzo de 1813, tras lo cual posicionó de una manera estratégica a las fuerzas de línea con las que contaba la contrainsurgencia y creó jurisdicciones regionales, las que orquestarían la lucha a partir de entonces. Con esto, Calleja distribuyó a sus hombres de mayor confianza en zonas que consideraba de la mayor importancia, todo con el fin de acabar con las fuerzas insurgentes. Dentro de las provincias que más le preocuparon estuvo Guanajuato, ya que representaba una de las primordiales fuentes de dinero líquido, por ser una ciudad minera, y por encontrarse ahí una amenaza rebelde latente con los cabecillas Ignacio López Rayón, José María Liceaga y José María Cos, entre otros. Ahí se ensayó, a partir de entonces, la reestructuración del aparato defensivo militar, y se comenzó la génesis de la que después sería conocida como comandancia de Guanajuato.
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