En más de una ocasión, visitando algún edificio románico, gótico o incluso de arquitectura modernista como por ejemplo las magníficas bodegas del Priorato, hemos escuchado explicaciones referentes a las principales características arquitectónicas y estructurales de los elementos que los conforman, normalmente sin entrar demasiado en detalles. Se comenta que hay que observar que todos los elementos que se pueden ver son estructurales y que todos trabajan solo a compresión: los muros, los contrafuertes, los arbotantes, los arcos, las bóvedas, los nervios de los cruceros, etc. Se acostumbra a ponderar precisamente el ingenio de maestros de obra y arquitectos, que consistía en conseguir grandes dimensiones, grandes espacios y grandes luces de obra, a base de hacer trabajar todos los elementos solo a compresión.
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