¿Es posible seguir leyendo el Nuevo Testamento, y en concreto el evangelio de Juan, un texto de hace 20 siglos, con un lenguaje y unos esquemas culturales tan diferentes a los nuestros, y que nos siga diciendo algo vital para nuestro hoy? ¿es legítima cualquier actualización? ¿podemos hacer decir al texto cualquier cosa? ¿Cómo hacer vivo el mensaje fundante que transmite sin traicionarlo ni adulterarlo?. Este artículo desarrolla la forma en la que las comunidades joánicas releyeron su tradición, las circunstancias que las exigieron y los peligros que afrontaron al hacerlo. Su experiencia puede iluminar nuestro hoy.
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