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Resumen de LeRoy el invisible

Manuel Giner Nogueras, Jesús Manuel Culebras Fernández, Michael M. Meguid

  • español

    En agosto de 1976, un joven llamado LeRoy cayó desde una cornisa fracturándose el fémur. Se sospechó una hemorragia interna importante. Durante una laparotomía se comprobó que todos los órganos internos estaban intactos y los cirujanos ortopédicos arreglaron la fractura. Treinta días después, LeRoy murió. Había comido poco; diariamente, tan solo había recibido tres litros de la glucosa, el equivalente a 510 calorías, por vía intravenosa. La glucosa fue insuficiente para satisfacer sus necesidades nutricionales, perdiendo más del 20% de su peso corporal durante su estancia en el hospital. La causa de la muerte se debió a “desnutrición médicamente inducida”. Mientras tanto, un artículo científico documentó que la prevalencia de desnutrición en los hospitales de Boston era del 44% y que la desnutrición en sí era un predictor de altas tasas de complicaciones y muerte.

    Como resultado, los médicos sensibilizados formaron una sociedad que creó programas de formación y alentó la formación de equipos de nutrición en los hospitales. La industria comercializó fórmulas de nutrición y catéteres. Las complicaciones en enfermos hospitalizados cayeron en picado, mientras que las tasas de supervivencia aumentaron. California aprobó una legislación para regular el soporte nutricional. Aunque la industria de la atención sanitaria reconoce la importancia de la nutrición en los cuidados al paciente, el Congreso no proporcionó apoyo fiscal para los equipos de nutrición. Como resultado, los hospitales disolvieron sus equipos de nutrición de reciente creación. La educación y las habilidades en nutrición disminuyeron, y las complicaciones hospitalarias y las tasas de mortalidad aumentaron de nuevo.

    “No hay nadie más ciego que el que no quiere ver” Matthew Henry Clergyman 1662-1714

  • English

    In August 1976, a young man named LeRoy fell from a ledge, fracturing his femur. Major internal bleeding was suspected. During a laparotomy, the trauma team ensured that all internal organs were intact and the orthopedic team set his fracture. Thirty days later, LeRoy died. He had eaten little; each day he only received three liters of glucose, the equivalent of 510 calories, intravenously. The glucose was insufficient to meet his nutritional needs, and he lost over 20% of his body weight during his hospital stay. The cause of death was due to “physicianinduced” malnutrition. Meanwhile, a paper around the same time documented that the prevalence of malnutrition in Boston hospitals was 44% and that malnutrition itself was a predictor of higher complication and death rates.

    As a result, like-minded physicians formed a society that created training programs and encouraged formation of hospital nutrition teams. Industry produced nutrition formulas and catheters. Complications in sick hospitalized patients plummeted while survival rates rose, and California passed legislation to mandate nutritional support.

    Tough the health care industry recognized the importance of nutrition in patient care, Congress failed to pass fiscal support for nutrition teams. As a result, hospitals disbanded their newly created nutrition teams, nutrition education and skills declined, and hospital complications and death rates have risen again.

    “There is none as blind as he who will not see“ Matthew Henry Clergyman 1662-1714


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