De "designio providencial" calificaba Pablo VI la presencia de los frailes menores en Tierra Santa en el siglo XIII. La recuperación de los Santos Lugares, tras el desastre final de las cruzadas, va a ser encomendada a la Orden franciscana, que con talante evangélico y una resistencia heroica ha logrado mantenerlos en pie, crear y sostener comunidades católicas en su entorno y satisfacer los anhelos de los peregrinos de encontrarse con Cristo en su tierra. Sin el apoyo de toda la cristiandad no habría sido posible lo logrado. Sin el apoyo de la cristiandad no se podría mantener actualmente la obra de la Custodia de Tierra Santa.
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